lunes, 31 de mayo de 2010

Actualización

Me está yendo como las hueas.
Pero ya pasará,
¿Cierto?

miércoles, 20 de enero de 2010

Piedras

Ya es definitivo. Cagamos. Lo veíamos venir, se sentía en el aire ese tufo a derrota, o mejor dicho, a victoria facha. Porque pa' qué estamos con hueás, la Concerta no ha sido el gobierno del pueblo, tampoco hemos pasado los últimos 20 años construyendo el socialismo. Claro está que la DC no es la mejor compañía para dedicarse a esas cosas, pero los otros partidos que componen la Concertación tenían que haberse avispado hace rato. En fin, decía yo que perdimos y que hace rato estábamos imaginando un gobierno un tanto más neoliberal e infinitamente más cartucho que los últimos que hemos tenido, al mando de nada más y nada menos que Sebastián Piñera, ese al que muchos quisiéramos tirarle algo más contundente que un par de chuchadas.

Será, pues. No creo que antes hubiese sido una gobiernolais, ya que la Concertación no es lo que yo creo que Chile se merece. No, aquí la cosa era don Jorge Arrate o ni una hueá. Ni Frei, aunque voté por él en segunda vuelta, mas no con la convicción de quien comulga con sus ideas, sino porque Piñera se aleja todavía más de lo que considero bueno; ni Meo con sus arranques de mesías y salvador de la política. Sucede que la Concertación partió representando la liberación de una dictadura que vendió Chile y se pasó los Derechos Humanos -con mayúscula- por la raja, era una vuelta hacia la izquierda. Luego se fue a la cresta cuando se dieron cuenta que la cosa era estar en la buena con los grandes señores del capitalismo o de lo contrario irse a la chucha como Cuba, siendo puestos en la lista de enemigos del sistema, con todo lo que sabemos que implica. Ya lo vivimos con la crisis trucha que idearon en el norte del continente, a principios de los '70. Nadie quiere arriesgarse otra vez y por eso no se han mojado el potito, lo cual es un grave problema, porque si en este ajedrez los peones no mandamos los reyes a la chucha, nunca vamos a sacar el país adelante con justicia social. Podremos tener crecimiento económico, la impresión de que somos un país que se codea con el primer mundo. Y puta, dime quien no compra si al rato nos cuentan que en Perú y Bolivia siempre están pa' la cagá. Pero al final es puro cuento. No debemos olvidar que somos latinoamericanos y que por más que nos digan que la economía acá anda mejor que la de nuestros vecinos, seguimos siendo el patio trasero del Imperio.

¿Cuando vamos a dejar de hacer caso a los gringos en todas las hueás que nos dicen que hagamos? Su gente está convertida en una mierda, juran de guata que los milicos en Irak y Afganistán están allí para asegurar la libertad de su país, son arrogantes y creen tener algún tipo de autoridad moral sobre el resto. ¿Esa es la mentalidad que estamos importando a Chile? Esa hueá no puede ser. Estuvimos veinte años cagados de miedo sin jamás levantar la voz al amo. Ahora vienen cuatro años de sometimiento seguro, más ese toque católico que habrá que soportar.

Me fui a la chucha con lo que estaba escribiendo. El punto es que yo no era del gobierno, sino que algo así como una oposición pasiva, medio conformista, quizás. No he sido partidaria incondicional del gobierno y no tengo motivo para serlo. Por el contrario, son ellos los que han de ser leales con su pueblo. En estos años, los chicos del gobierno me han parecido débiles. Como decía Arrate, "tiraron la esponja". El cambio tiene que ser más radical y no nos tiene que importar si los empresarios se enojan porque deban subir los sueldos, tampoco si los gringos piensan que somos comunachos. Las hueás se tienen que hacer y los mandamos a todos a la chucha, cara 'e raja nomás.

Ojalá fuera así de fácil... pero de todos modos se puede y se debe hacer.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Ser Oposición

Nunca había vivido una derrota electoral tan brígida como la que viviré el 17 de enero. Un facho absoluto que tenía claro que los votos de la derecha dura no alcanzan ni para sacar adelante a un candidato a presidente de curso, le hizo creer a millones de viejas y gente inocente - inocentonta - que representaba el cambio y se dedicó a manosear la palabra como si fuera un valor mayor, como si la alternancia fuera un fin en sí mismo. No sólo eso, sino que también puso cara de hombre tolerante, de un muy buen tipo que integra a todos los sectores y eso, según él, es la raja. Dígame, don Sebastián, que tener a un hueón que estuvo con Allende vale mucho si se fue con usted sólo porque sabe que los ganadores de esta jugada están allá. Es simplemente un tipo que vio la oportunidad que en la Concertación ahora no tendría, no es alguien "de otro sector" que se integró al suyo, para nada. Es de los mismos que siempre estuvieron con usted, nomás.

Una pena que mi pueblo vaya a caer de ese modo. Veinte años gobernados por una coalición que se desgasta y que poco a poco pierde todo posible parecido con lo que era a fines de los '80 y principios de los '90 no pasan en vano. Sus desaciertos son un factor importante, pero ni de lejos EL más importante, para que el candidato de la oposición despegue con una facilidad que no se había visto antes. Como se dio cuenta que llenarse la boca con el humanismo cristiano y que Bachelet era una "candidata de izquierda" no le hizo ganar votos, para esta ocasión se disfrazó de pluralista, tolerante, de facho que votó por el No. Por increíble que parezca, hay personas que sí le creen. ¿Cómo? No sólo con una buena propaganda que apunta al vejestorio indeciso, a los pobres de siempre y a los pobres que se creen de clase media. Lo que realmente ha hecho estragos es la ayuda de los medios de comunicación, considerando que los de mayor difusión suelen estar en manos de la derecha. Fueron años de constante bombardeo de noticias sobre asaltos y violaciones, dedicados a aumentar la percepción pública de que la delincuencia es el gran mal que afecta a nuestra nación. Naturalmente la idea era poner la culpa en un lugar específico, que es la Concertación. Aprovecharon sus recursos para dar vuelta a un pueblo ignorante, víctima de un sistema educacional que se torció desde la dictadura y que en democracia no se ha podido enderezar, para hacer creer que no hay más culpable que el gobierno, desconociendo que los poderes del estado son 3, olvidando que las facultades de los poderes judicial y legislativo no son un adorno, proponiendo una visión simplista sobre el origen de la delincuencia. La delincuencia no surgió de la nada ni es un grupo de desadaptados que un día decidieron alejarse de la sociedad, sino que es hija de la marginación engendrada por nuestro sistema político y económico, pariente de la falta de oportunidades y la mala calidad de la educación y el acceso a ésta. Y ahí es donde está el verdadero enemigo que absorbe fuerzas e ideas, no es la sobredimensionada delincuencia, como quieren que todo el mundo crea. "Gobernar es educar", dijo Pedro Aguirre Cerda, y tiene toda la razón del mundo, porque esa es la llave que abrirá las puertas de las oportunidades y el pensamiento crítico, no hay otra forma de que nuestro pueblo llegue al punto en el que sus decisiones se tomen con conciencia en lugar de tirar el voto a la chuña eligiendo al candidato que puso más carteles en la calle y pintó más murallas.

En esta ocasión no hay forma de ganar. Piñera es representante de un sector conservador y libremercadista, pero Frei viene a enseñar la bandera de una Concertación que muchas veces se pasa al otro lado. No es de izquierda. No obstante votaré por Frei por la conocida razón de sumar votos que impidan el avance de la derecha, aún cuando lo veo difícil. Prefiero la Concerta, con sus aciertos y errores, antes que esos partidarios del neoliberalismo que pretenden imponer sus valores como únicos y verdaderos, aquellos que nos vienen a decir lo que tenemos que hacer, como si la cruz fuera el norte universal.

Las estrategias de la derecha funcionaron. Están funcionando ahora, cuando escucho a mis vecinas que declaran creer en ofertones como el millón de empleos o al caballero del quiosco repitiendo como loro el discurso de la puerta giratoria. Si vamos por este camino, que es difícilmente reversible, creo que lo que queda es prepararse para ser y hacer una buena oposición, demostrar que tenemos ideas para construir algo más que el negocio de unos pocos, pues lo que nosotros queremos es un país para todos. Seamos una oposición mejor de lo que ellos han sido durante los últimos años, más digna, más inteligente y, por supuesto, progresista.

El pueblo se ha quedado dormido con la anestesia diaria de la televisión y otros medios. En medio de este sucio juego, en la derecha han encontrado la clave que los tiene cada vez más cerca del sillón presidencial. Así es como nos seguimos quedando en una democracia a medias que cada vez cojea más. Pero no crean que dejaremos que las cosas se hagan a la pinta del gremialismo, no por nada seremos oposición.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Confesión Express

Me gusta la franja electoral. Desde el '99 que la veo y todavía recuerdo hasta el jingle de Arturo Frei Bolívar y la tortilla de Hirsch - y qué decir de la micro en el 2005 -.

El viernes voy a estar pegada a la tele viendo cómo tratan de convencerme con cancioncillas bobas, candidatos endiosados y cabros chicos mocosos.

Saludos